Durante el primer milenio antes de Cristo Andalucía fue la
cuna de una brillante civilización, rica y poderosa: Tartessos.
La riqueza de metales de las tierras andaluzas, la riqueza
agrícola y ganadera del valle del Guadalquivir y su situación privilegiada en
la entrada del Mediterráneo propiciaron que la Baja Andalucía fuera la cuna de
la civilización tartésica.
Sobre Tartessos existen muchas leyendas a falta de datos.
Sin embargo, esta civilización marcó el comienzo del esplendor del Mediterráneo
y de las vinculaciones de Andalucía y Oriente.
CIVILIZACIONES DEL MEDITERRÁNEO A MEDIADOS DEL PRIMER
MILENIO a. de C.
Imperio Persa
Fenicia
Cartago (Norte de África)
Tartessos (Sur de España)
Iberos (España)
Etruscos (Italia)
Grecia
Egipto
La abundancia de metales en el suelo andaluz, entre otras
causas, provocó la llegada de pueblos del Mediterráneo oriental que comerciaron
e intercambiaron sus avances con Tartessos e incluso fundaron colonias en la
costa mediterránea. Estos pueblos fueron los fenicios y los griegos.
En el resto de la Península Ibérica habitaban los llamados
pueblos ibéricos, que también se relacionaron con Tartessos y recogieron su
cultura.
A partir de la decadencia de Tartessos, los cartagineses,
procedentes del norte de Áfricay herederos de los fenicios, y los romanos, que
procedían de Italia, se disputaron el control militar y económico de las
tierras que bordeaban el mar Mediterráneo. Este control pasaba por dominar la
Península Ibérica, y Andalucía fue el escenario de algunos enfrentamientos
armados entre Roma y Cartago: las guerras púnicas.
En la actualidad, las excavaciones arqueológicas están
mostrando muchos núcleos de población dispersos que nos permiten pensar que
Tartessos se extendía desde Sierra Morena hasta Cádiz y desde Huelva hasta
Cartagena.
EL Rio Tartessos era el río Guadalquivir; Gades, Cádiz;
Malaca, Málaga.
Las viviendas de los habitantes de Tartessos constaban de
varias habitaciones y un pequeño patio en el que trabajaban el metal. También
tenían un horno para fundir los metales y almacenes en los que guardaban las
ánforas con los productos comprados a fenicios y griegos.
ARGANTONIO, EL REY DE LA PLATA
Argantonio es uno de los pocos reyes de Tartessos cuya
existencia es indudable para los historiadores. Se trata de un rey de larga vida
y fecundo reinado; vivió 120 años y reino durante 80 (entre 630 y 550 a. de C.).
Su propio nombre hace referencia a la riqueza de metales de su reino:
Argantonio significa el hombre de plata. De su extenso reinado hay que destacar
su amistad con los griegos, a los que invitó a establecerse en sus tierras y
ayudó económicamente, quizás para no depender solo de los fenicios en el
comercio.
TARTESSOS: RIQUEZA Y CULTURA
La gran riqueza de Tartessos se basaba en la abundancia de
metales de su reino: plata, cobre y estaño, fundamentalmente.
La plata se encontraba en abundancia en Huelva y en la
comarca minera de Linares, en Jaén. El cobre se extraía en la sierra de Huelva
y el estaño llegaba desde las islas Británicas a través de las costas de
Francia, Galicia y Portugal. La riqueza en metales de Tartessos suponía un
fuerte atractivo para griegos y fenicios. Por su parte, estos pueblos
proporcionaban aceites, telas, joyas y marfil, y también trajeron el cultivo
del olivo y el de la vid, el asno doméstico y la gallina. Los fenicios y los
griegos dejaron además la escritura y el uso del torno alfarero para fabricar
cerámica.
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